miércoles, 6 de enero de 2010

LAS BODAS DE ORO DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DEL CANTE DE LAS MINAS



Medio siglo, si es motivo de celebración. Y más si los 50 años que se cumplen, son los de un Festival del Cante de las Minas, que empezó de la nada, para proyectarse al mundo, situándose como uno de los más importantes de nuestro país. Un aniversario especial, que se ha decidido conmemorar con diferentes y variados actos, entre los que se encuentran el estreno de nuevas obras, con Perspectivas Coreográficas Europeas, en este caso, contando con El Conservatorio de Danza Carmen Amaya de Madrid. A los adultos les gusta el Cante Flamenco, pero a buena cantidad de jóvenes de hoy también, porque el Festival Internacional del Cante de las Minas, no es solo Cante, es Toque, es Baile, conjuntado de la mejor coreografía que se puede ver en la Capital de Provincia, más importante del mundo.
Los marcos históricos resultan pues, tan diversos, y la maestría narrativa de este joven escritor, para que pueda demostrar en esta obra que, por fortuna, convierte el conjunto de cosas, en lectura más recomendable. Sin duda, sin el magisterio de Borges, lo cual se perciben sin destellos de pedantería. El mundo del arte, más que otra cosa, el mundo del cante flamenco, es el que nos transmite el eco, sin perderse la fuente de inspiración de cada cantaor, de cada guitarrista, o de cada Bailaor, unos, porque sirve para apreciar el delicado mecanismo de relojería de cada obra o de cada relato, y su capacidad de fecundar.
Porque constituye una esencia en su conjunto, que son los ambientes captados con un lenguaje conciso, donde las palabras, en diálogos coloquiales, y plenos de flamenquismo, en rápidas descripciones. Con el paso de la realidad a la ficción. La realidad, solo tiene una lógica en el motivo de inspiración con la reproducción de los cantes flamencos.
El cantaor tiene su marcha marcada en la ejecución de los cantes flamencos y de los cantes de Levante. El trazado de este rumbo, lo hace con una clara simetría en la explicación, pues unos y otros han sacado lo mejor, y lo peor de sí mismos, y no hay heroísmo posible entre pueblos hermanos, con el resultado de que los que pierden son siempre los mismos. En la búsqueda de la palabra, pero la arrastra y la implica en el silencio, que es lo que hay que escuchar.
El dominio de la razón a lo largo de esta obra, es como una vía necesaria, para vencer por la inteligencia, de cuanto esta gastando en la lírica. Las palabras son también hechos, las que van marcando hitos de una esencialización vigorizante, intensificando su trama de lucidez.
Pero la lucidez del cantaor se dirige en primer lugar hacia el hombre, y lo que en su creación busca en su Cante, que es la perfecta forma de la interpretación, es decir, todo lo que no admite desarrollo, porque, en realidad, él lo elabora y lo cumplimenta, y todo lo abarca, delante de todo el público, que es quien, en definitiva el que lo goza con mayor relevancia, receptividad, y prestigio.

Escrito: Rufo Martínez Cobacho

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